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Resumen.
La forma convencional de poner a prueba las ideas —promovida por los enfoques ágiles y ágiles de la innovación— a menudo se queda corta cuando el ecosistema en cuestión es complejo. Un estudio sobre cinco proyectos empresariales a lo largo de seis años descubrió que las firmas ganadoras le dieron la vuelta a la sabiduría convencional: evitaron los prototipos desde el principio. En cambio, buscaron de forma más amplia y, paradójicamente, aprendieron más sobre el ecosistema. Luego, cuando tuvieron una idea clara de quiénes eran sus clientes alfa, se comprometieron a crear productos completos y personalizados. Y si queda claro que estos clientes no son viables, al fin y al cabo, los abandonan y reutilizan sus inversiones iniciales para desarrollar nuevos productos para nuevos clientes.A medida que el mundo se hace más complejo, interconectado e inundado de datos, las empresas se integran en una complejidad cada vez mayor ecosistemas digitales. Este nuevo mundo abre nuevas posibilidades y nuevas formas de crear valor. Pero también significa que convertir las ideas en realidad (e incluso entender lo que podría ser posible) requiere trabajar con un conjunto más amplio de actores y navegar por un panorama más complejo de interdependencias.